A la memoria de Constancio y Teresa

4/02/2007

Constan y Tere nos dejaron el 24 de noviembre del año pasado en un desgraciado accidente de tráfico. Ninguna palabra que escribamos puede aplacar tanto dolor, ni siquiera puede llegar a rendirles el homenaje   que ambos se merecen.                        


Y ese dolor es aún más fuerte, cuando sabes que no les dijimos todo lo que les admirábamos por su amistad, su determinación y entrega. 

Todos nosotros los apreciábamos, los queríamos y les sentíamos a ambos como dos de los nuestros. Además de ser una pareja amable, simpática, con un gran sentido del humor, eran sobre todo honestos y coherentes. Era de ese tempo de personas que  se nos hacen “imprescindibles”. 

Todos les queremos recordar como lo que fueron siempre, unos amigos incondicionales y uso eternos compañeros que nos apoyaron siempre, desde un principio, sin reserva alguna.

Constan y Tere todavía tenían aun mucho camino por recorrer, mucha labor por hacer por esta tierra, por sus paisajes, su cultura y sus gentes que tanto amaban.  
Se fueron, como vivieron, dando lo mejor de si, con esfuerzo y empuje.  
Ellos nos dejaron huella a muchos, y cuando el dolor se calme, quedara aquí, en nuestra memoria.  
Lo mejor que podemos dedicarlos es nuestra entrega y nuestra pasión por aquello que compartíamos: la construcción de un mundo mejor.
Os sentimos muy cerca de nosotros.
Un abrazo fuerte a su familia, amigos y compañeros, y en especial a sus hijos.

CONCHA HUIDOBRO

 
 

 

La dramática perdida de Constancio Santidrián y Teresa Santamaría en accidente de tráfico merece el reconocimiento de todos aquellos que les conocimos. Su dedicación a los demás fue una constante en su vida, sin la que ellos no hubieran podido alcanzar la felicidad que transmitían en cada una de sus palabras o miradas.     

La vida pública era una de esas tareas que desarrollaban sin temor alguno. En sus labores como concejal y diputado provincial, y alcaldesa demostraron día a día que no había obstáculo que se interpusiese para evitar obtener un nuevo logro para sus vecinos.  Su dedicación publica era la mejor muestra de su personalidad: no había vecino que no se sintiera a gusto con ellos; las puertas de su casa permanecían abiertas a todos; su envidiable humor arrancaba la sonrisa a cualquiera, podían presumir de un optimismo pegadizo, de posee una alegría contagiosa. 

Constancio y Teresa amaban la libertad. No concebían nada que no estuviera impregnado de este concepto, una  palabra, en principio abstracta que ellos supieron concretar en hechos tangibles. Era lo primero, sin lugar a duda. Sentirse libres y ver en los demás el reflejo de esa libertad. Por eso, necesitaban recuperar la dignidad de aquellos que murieron asesinados por haber luchado por ella. Ésta era la razón que les mantenía implicado en la recuperación de la Memoria Histórica de muchos hombres y mujeres cuya muerte no es explicable, no atiende a razones y supone el icono del pasado más negro de nuestra historia.

La implicación de Constan y Teresa en la recuperación de la Memoria Histórica supuso un “paso de gigante” en este proyecto. Conocían la dramática historia de cada uno de los asesinados en Covanera. Hacían suya la rabia y el dolor procedentes de la injusticias de lo que allí ocurrió. No querían que el tiempo se encargara del olvido de tanta muerte por defender la libertad, esta añorada prioridad que dibujó el camino de sus vidas.  
Pusieron todo su empeño en que no se olvidase su historia; tampoco nosotros queremos que caiga en el olvido la vida de Constan y Teresa. Seguramente que nadie borrará de su mente lo que fueron. El poeta indio, Rabindranath Tagore dijo: “cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”. Asimismo vuestro corazón nos sigue transmitiendo aliento y esperanza. Las palabras del corazón de aquellos a los que intentaron callar para siempre y vosotros supisteis sacar del olvido, hoy y gracias a vosotros, suenan más altas y nítidas que nunca.
 

 ROSA QUINTANILLA