Concluimos una semana llena de actos de recuerdo y homenaje cargados de una gran emotividad.
Hemos puesto el foco en las víctimas que sufrieron represión en la prisión de Burgos, desde el inicio de la guerra civil y la posterior dictadura franquista; y este 16 de abril nos centramos en aquellos que fueron sepultados en la gran fosa común del cementerio municipal de San José.
Hemos recobrado su Historia y también la nuestra, hemos conocido la dura vida en el penal, el hacinamiento, el hambre, la enfermedad, las listas fatídicas, el teatro de los juicios sumarísimos y el destino incierto al que fue sometida la población reclusa.
En el día de hoy, junto a sus familias, vamos a rendir un sincero homenaje con gestos sencillos por estas víctimas silenciadas.
Con la inauguración de este memorial, hoy, devolvemos la dignidad a todas las víctimas, aquí arrojadas por sus verdugos, al olvido y al silencio, de una fosa común destinada para aquellos que nada tienen y a nadie importan, con la que intentaron robar su identidad y su historia.
Demasiadas décadas después estamos resarciendo una deuda que como sociedad democrática debió ser pagada mucho tiempo atrás, para no convertirnos en cómplices necesarios de esta injusticia y desmemoria colectiva. Con este reconocimiento promovido desde la sociedad civil y dinamizado por la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos, intentamos dar respuesta a la magnitud de esta tragedia.
La dura lucha durante tres años, nos ha llevado en un viaje que ha salvado numerosos obstáculos y dificultades, hemos conocido la cerrazón, la indeferencia pero también la empatía y la comprensión de muchos, logrando el objetivo final de identificar a las personas aquí represaliadas y dignificar este lugar. Cada uno de estos 784 nombres representa no sólo la pérdida del mayor bien que todo ser humano tiene, LA VIDA, también termina con el duelo inconcluso de las familias por la pérdida de un padre, hermano, hija, tío… … en definitiva, de un ser querido que fue arrebatado por la barbarie represiva de la guerra y la imposición de la victoria, a sangre y fuego, de la dictadura posterior. Ponemos fin al silencio, a la memoria contada en voz baja, a la desmemoria de muchos e incluso a la vergüenza y al miedo.
Para todos vosotros, víctimas de una feroz represión, ¡quién pudiera escribir un bello poema lleno de abrazos y besos! Que lograran suplir la despedida que no os pudieron dar, responder a vuestra última carta, aparecer en vuestro último sueño, y no nos basta lo que dice los poetas:
“Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste… No sé si te quería…
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, y apasionado, y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho… No sé si te amé poco.
Pero sí sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
Y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós, y acaso con esta despedida
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí…
Pero te digo adiós para toda la vida,
Aunque toda la vida siga pensando en ti….”. (José Ángel Buesa)
“Te digo adiós, amor y no estoy triste, gracias amor mío por lo
que me has dado un solo beso lento y prolongado que se trunco en
dolor cuando partiste”. (Rafael Alberti Merello)
Una despedida por todos y cada uno de vosotros a los que robaron la LIBERTAD y la VIDA que no los sueños en que “Sólo ambicionasteis ser el verano que combatiera el frío de la injusticia, cambiar con vuestra primavera la falta de color de aquella España. Saciar la sed, el hambre y que el sol brillará para todos. Pero a ellos no les importó hacer de todos vosotros un otoño afligido de hojarasca y de nosotros un conjunto de almas dislocadas”.
Dignificamos este espacio que ocupó la gran fosa común del cementerio burgalés, convirtiéndolo en lugar de memoria, que nos permita inmortalizar y hacer recordar a las generaciones futuras la VERDAD de lo que aquí sucedió. Que la clandestinidad dé paso a lo evidente. El silencio, a la voz serena que traiga la JUSTICIA y este memorial y homenaje conforme el primer gesto que espolee la REPARACIÓN para con todas las víctimas.
Por último, nuestro recuerdo a las familias, las presentes y las ausentes, por las generaciones que ya no están y no han podido vivir este histórico momento, y por todos los que estamos presentes hoy en este acto, que las heridas que nos han acompañado durante tanto tiempo se conviertan en cicatrices y como dice Piedad Bonnett en su poema: “No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza. Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor, pero también su fin. Las cicatrices pues son las costuras de la memoria, un remate imperfecto que nos sana dañándonos. La forma que el tiempo encuentra de que nunca olvidemos las heridas”. Por todos los que AQUÍ HOY descansan y por todos los que aun quedan por nombrar:
VERDAD, JUSTICIA, REPARACIÓN
Burgos, 16 de Abril de 2023. CRMH (Burgos) (Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos).
Texto: Jaime González Sebastián.