Según testimonios de los vecinos del pueblo, Lorenzo Marcos López, de 40 años de edad, y su compañero, del cual se desconoce aún su nombre, ambos trabajadores del ferrocarril, fueron apresados en dicho apeadero y conducidos por un antiguo camino de carros que iba desde el apeadero al pueblo de Carcedo de Bureba. En pleno monte fueron asesinados y dejados a la intemperie. Según ha relatado gente del lugar, fueron algunos vecinos de la localidad los que enterraron sus cuerpos en esta fosa que ya se ha exhumado. Los restos óseos de las víctimas se encontraban aproximadamente a un metro de profundidad, de espaldas y seguidos uno detrás del otro. A la espera del análisis antropológico, ambas víctimas presentaban graves traumatismos peri mortem , uno en la tibia y el otro en el fémur. Uno de ellos podía estar con las manos atadas.